El camino hacia la aceptación de la enfermedad de mi padre ha venido acompañado para mí de muchas sorpresas, algunas mejores que otras, pero siempre con ese aspecto inesperado que trae la adaptación a una situación no buscada, por no decir, indeseada.
En la categoría de sorpresas, he conocido el apartado de “sorpresas técnicas”. Y es que descubrí que el mundo de la medicina tiene ese punto de ciencia ficción gracias al cual, unas máquinas punteras exploran el cuerpo por dentro sin producirle ni una sola incisión. Benditas máquinas…
En el caso del Alzheimer, la sorpresa añadida que estoy descubriendo es que una misma prueba médica, que pensaba que debería tener una única interpretación al apoyarse en datos objetivos, termina teniendo versiones finales distintas al consultar a dos profesionales diferentes. Sin ser médico, sólo puedo imaginarme que el cerebro humano sigue siendo una fuente inagotable de secretos sin desvelar. Por mucho progreso científico del que podamos ser testigos, supongo que distamos mucho de comprender cómo funciona la mente. Por eso, el factor humano de interpretación, que además de los datos científicos, aúna datos del entorno del paciente, mantiene un peso importante.
En este punto, el del factor humano, aparece mi mayor sorpresa. Sigue leyendo →